Recibir la noticia de un despido puede ser uno de los momentos más estresantes y confusos en la vida laboral de cualquier persona. En medio de la incertidumbre, es crucial saber que tienes derechos y que actuar de manera informada desde el primer momento puede marcar una diferencia significativa en el resultado de tu situación. No te precipites a firmar nada ni a aceptar condiciones sin entender plenamente sus implicaciones.
Lo primero y más importante es mantener la calma y documentar todo. Si te entregan una carta de despido, léela con atención. Si no estás de acuerdo con los motivos o la forma, puedes firmarla como «no conforme» o «recibido no conforme» (esto es vital para no dar por sentado tu conformidad con la decisión de la empresa). Pide una copia de todo documento que te entreguen. Recopila cualquier prueba que tengas de tu relación laboral: contratos, nóminas, correos electrónicos, mensajes, horarios, registros de desempeño o cualquier comunicación relevante con tu empleador. Esta información será invaluable para tu defensa.
Muchas personas, en el shock del momento, cometen el error de no buscar asesoramiento legal de inmediato. El tiempo es un factor crítico en los casos de despido. En España, por ejemplo, el plazo para impugnar un despido es de tan solo 20 días hábiles desde la fecha de efecto del despido. Este período es muy corto y exige una acción rápida para presentar la papeleta de conciliación. Perder este plazo significa la pérdida de cualquier derecho a reclamar por el despido, puesto que se produciría la caducidad.
Un abogado especializado en derecho laboral no solo te ayudará a entender la legalidad de tu despido, evaluando si es procedente, improcedente o nulo, sino que también te guiará en la recopilación de pruebas, el cálculo de tu indemnización y la estrategia a seguir. Un profesional puede identificar si ha habido un vicio de forma, discriminación, o si los motivos alegados por la empresa son falsos o insuficientes. No enfrentes esta situación solo. La experiencia de un abogado es tu mejor herramienta para proteger tus derechos y asegurar la indemnización que te corresponde.
Despido nulo o improcedente: cómo te ayuda un abogado laboralista en A Coruña
No todos los despidos son iguales. Comprender la clasificación legal de tu despido es fundamental para saber qué reclamar y cuál es la estrategia más adecuada. En el contexto legal, un despido puede ser clasificado como procedente, improcedente o nulo, y cada uno tiene consecuencias muy distintas para el trabajador. Aquí te explicamos las diferencias clave y por qué la intervención de un abogado es indispensable para navegar este complejo panorama.
Un despido procedente ocurre cuando la empresa demuestra causas justas y válidas para la extinción del contrato, ya sean disciplinarias (incumplimiento grave y culpable del trabajador) u objetivas (causas económicas, técnicas, organizativas o de producción). Si el despido es declarado procedente, el trabajador no tiene derecho a indemnización (en el caso de disciplinario) o recibirá una indemnización legal de 20 días de salario por año trabajado con un máximo de 12 mensualidades (en el caso de objetivo).
Un despido improcedente, por otro lado, se declara cuando la empresa no puede acreditar la causa alegada para el despido, o cuando no se han cumplido los requisitos formales exigidos por la ley (por ejemplo, no entregar la carta de despido por escrito o no comunicar con el preaviso debido). En este escenario, la empresa debe optar entre readmitir al trabajador en su puesto o pagarle una indemnización. La indemnización por despido improcedente es de 33 día de salario por año trabajado (a partir de febrero de 2012), calculado en función de la antigüedad del trabajador y su salario,
Finalmente, un despido nulo es la situación más grave para la empresa. Se produce cuando el despido tiene un motivo discriminatorio (por ejemplo, por razón de sexo, raza, religión, discapacidad, embarazo, etc.) o viola derechos fundamentales y libertades públicas del trabajador. También se considera nulo en situaciones específicas, como el despido de representantes legales de los trabajadores o durante ciertos períodos de protección (como la maternidad o paternidad). La consecuencia de un despido nulo es la readmisión obligatoria del trabajador en su puesto, con el abono de los salarios de tramitación desde la fecha del despido hasta la readmisión, y en algunos casos, una indemnización adicional por los daños morales causados.
Determinar la naturaleza de tu despido requiere un análisis experto de tu situación particular. Un abogado laboralista no solo te ayudará a identificar si existen fundamentos para declarar tu despido como improcedente o nulo, sino que también diseñará la estrategia legal más efectiva para defender tus derechos, ya sea negociando un acuerdo con la empresa o representándote en los tribunales. No dejes tu futuro laboral al azar; la experiencia de un especialista puede cambiar el curso de tu reclamación.
El camino legal tras un despido: Conciliación, demanda y juicio.
Una vez que has recibido la notificación de despido, la preocupación por el futuro se apodera de ti. Sin embargo, no todo está perdido. El sistema legal establece una serie de pasos que te permiten impugnar la decisión de la empresa y buscar la justicia que mereces. Este proceso puede parecer abrumador, pero con el apoyo adecuado de un abogado laboralista, cada etapa se vuelve manejable y tus posibilidades de éxito aumentan.
El primer paso obligatorio tras un despido, en la mayoría de los casos, es la conciliación ante el SMAC (Servicio de Mediación, Arbitraje y Conciliación). Esta fase previa a la vía judicial busca un acuerdo amistoso entre el trabajador y la empresa, sin necesidad de ir a juicio. Se presenta una «papeleta de conciliación» ante el organismo administrativo correspondiente, exponiendo los motivos de la impugnación del despido. En el acto de conciliación, ambas partes, a menudo representadas por sus abogados o asesores, intentan llegar a un acuerdo. Si se logra, se evita el juicio. Un abogado te preparará para este acto, te ayudará a establecer una cantidad justa para negociar y te asesorará sobre si el acuerdo propuesto es beneficioso para ti.
Si la conciliación no resulta en un acuerdo, o si la empresa no comparece, se considera que la vía administrativa ha terminado sin éxito y se abre la puerta a la vía judicial. El siguiente paso es presentar una demanda ante el Juzgado de lo Social. Aquí, tu abogado redactará la demanda, exponiendo detalladamente los hechos y los fundamentos jurídicos de tu reclamación, así como los documentos probatorios de tu derecho. Este documento es crucial, ya que sienta las bases de tu caso ante el juez. Un error o una omisión en esta etapa pueden debilitar significativamente tu posición.
Antes del juicio propiamente dicho, existe una conciliación judicial que se señala inmediatamente antes de la vista judicial, donde se concede una segunda oportunidad para poder llegar a un acuerdo entre la empresa y la persona trabajadora.
Finalmente, si no se llega a un acuerdo durante la conciliación judicial, se celebra el juicio oral. En la vista oral, ambas partes presentarán sus pruebas y argumentos ante el juez. Tu abogado se encargará de interrogar a testigos, rebatir los argumentos de la empresa y exponer tu caso de la manera más sólida y convincente posible. Su experiencia en el litigio laboral es fundamental para navegar la complejidad de la sala judicial, asegurándose de que tus derechos sean plenamente representados y defendidos.
Desde el cálculo de las indemnizaciones hasta la ejecución de la sentencia, un abogado laboralista es tu aliado indispensable en cada etapa de este proceso. No solo te proporciona conocimiento legal, sino también la tranquilidad de saber que estás en manos de un experto que luchará por tus intereses.
Contar con un abogado laboralista en A Coruña desde el primer momento es clave para proteger tus derechos frente a un despido. En Bonome Abogados, asesoramos y defendemos a trabajadores en procedimientos de despido, conciliaciones ante el SMAC y juicios ante los Juzgados de lo Social. El plazo para reclamar es limitado, por lo que acudir cuanto antes a un abogado laboral en A Coruña puede marcar la diferencia entre “perder” tus derechos u obtener la indemnización que te corresponde.